Julio 20, 2024

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Editoriales

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Américo, el más conocido

Tiempo de opinar

Raúl Hernández Moreno

La próxima semana, Rodolfo González Valderrama asumirá la titularidad como delegado de los Programas Federales en Tamaulipas, en sustitución de Ramón Gómez Leal.

¿Es premio o castigo el nuevo nombramiento? El tiempo lo dirá, pero lo cierto es que de entrada le garantiza una vigencia de tres años y de paso lo coloca como prospecto a la senaduría en el 2024.

Pero además, con todo y que Américo Villarreal es el plan A del Presidente Andrés Manuel López Obrador para Tamaulipas, González Valderrama es el plan B.

Con la salida de Gómez Leal obviamente habrá una limpia en los municipios y en Nuevo Laredo la salida de Gastón Herrera es inminente, lo que lejos de ser una mala noticia para él, seguramente lo entusiasma. El está obsesionado en ser presidente municipal en el 2024 y al dejar la coordinación le sobrará tiempo para dedicarse a ese propósito, con eso de que es tan carismático, popular y leal.

En medio de todo esto, la encuestadora FactoMetrica realizó un encuesta para medir la popularidad de 10 personajes tamaulipecos de Morena, PRI y PAN y el senador Américo Villarreal Guerra es el más conocido y del que se tiene la mejor imagen.

A Américo lo conoce el 86.1 de los encuestados y el 37.5 tiene una buena opinión de su trabajo político. Le sigue Maki Ortiz con un 78.9 conocida y una buena opinión del 25.6.

De los panistas el más conocido es el senador Ismael García con un 76.0 y un 17 por ciento tiene una buena opinión de su trabajo. Y entre los priistas el más conocido es Enrique Cárdenas con un 71.9 por ciento que lo conocen y un 21.3 tiene una buena opinión. El neolaredense Ramiro Ramos es conocido por el 69 por ciento y tiene una opinión positiva del 19 por ciento.

Las encuestas se levantaron el 20 y 21 de septiembre y el margen de error es de un 3.1 por ciento.

En otro tema, la diputada local electa Gabriela Regalado, ya se reportó al Congreso y se declara lista para iniciar actividades a partir del 1 de octubre. Hay mucho trabajo por delante y en los primeros meses se espera limpiar el lodazal que les deja la bancada panista que en las últimas semanas se dio vuelo inventando y aprobando leyes que será fácil tumbar con la mayoría morenista o con el auxilio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Primero hay que limpiar la casa y luego a trabajar por los tamaulipecos, sin distingos de colores.

Por su parte, el regidor electo Francisco Santos trae muchos planes para que la próxima administración le regrese el brillo a Nuevo Laredo y se potencialice su desarrollo. Para ello tiene el respaldo del Sindicato Nacional de Infraestructura que se fortalecerá con la nueva administración.

Lo fundamental será una relación directa entre el ayuntamiento y la ciudadanía. Sería sano que se retomen las audiencias públicas que Horacio Garza practicó durante su gobierno y que permitían que cualquier ciudadano hablara con él, después de la 13.30 horas, cuando abría las puertas de su oficina y dejaba entrar a todo aquel interesado en plantearle algún asunto.

Estas audiencias eran muy aparte de las citas privadas que ofrecía durante el día, o cuando iba a las colonias y atendía a los vecinos al terminar un evento público. No había burocratismos, ni intermediarios, todo era directo y además se daba una respuesta al ciudadano.

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El fiscal de hierro

Tiempo de  opinar

Raúl Hernández Moreno

 

Con el título de “El fiscal de hierro”,  Javier Coello Trejo acaba de publicar sus memorias, en las que narra su paso en el sector público, desde que inició como agente del Ministerio Público en Chiapas, cuando cursaba el segundo año de la carrera de derecho,  hasta su llegada como Subprocurador responsable del combate al narcotráfico con Carlos Salinas de Gortari.

Es un  tomito pequeño de 120 páginas, cargado de anécdotas y juicios en los que al autor no le importa nadar contra corriente y abiertamente defiende sus puntos de vista, sin  importar que choquen con las versiones oficiales.

Así sostiene que Jesús Piedra Ibarra mató a Eugenio Garza Sada cuando se negociaba con el gobierno su liberación, pese a que en todas las versiones muere durante el enfrentamiento con su captores.

De paso asegura que Piedra  murió en un enfrentamiento con policías y eso lo sabe su madre, Rosario Ibarra.

Dice  Coello Trejo que no  hay desaparecidos de la “guerra sucia”, porque cuando un  guerrillero moría sus compañeros se llevaban los cuerpos.
También da detalles del operativo  de captura de Joaquín Hernández Galicia y que el fiscal Zamora Rioja murió cuando ingenuamente se acercó a la puerta de la casa del líder petrolero y sacó su credencial para informar que se trataba de un operativo oficial y en ese momento le dispararon desde adentro de la vivienda.

Niega que se haya  usado una bazuca para derribar la casa, donde había más de 100 personas  y aunque mataron al fiscal, ya nadie le hizo de pleito. La versión más difundida es que a Rioja lo mataron en otra parte y el cuerpo lo llevaron a casa de la Quina para acumularle delitos.

En fin, el libro de Coello Trejo es una lectura muy interesante porque habla de que en el combarte a la corrupción en el gobierno, era complicado tener encerrados mucho tiempo a los  funcionarios y a veces el castigo se concretaba a hacerles devolver lo robado, el llamado vómito negro. No se podía   hacer más, porque desde las más altas esferas de gobierno se les protegía.

A Coello Trejo el  presidente  José López Portillo lo bautizó como el Fiscal de Hierro, por su dureza.

Aquí en el norte, habrá quien confunda el sobrenombre con el abogado Salvador del Toro Rosales quien  a mediados de la década de los setentas del siglo  pasado fue enviado a Nuevo Laredo con el objetivo de acabar con la familia Reyes Pruneda y lo logró.

La prensa local lo bautizó como el Fiscal de Hierro.

Coello Trejo  tenía en Nuevo Laredo un primo. Alejandro Domínguez Coello, que trabajo en la Subprocuraduría  y se llevó a Moctezuma Rodríguez Meza.

Con Coello también colaboró  el desaparecido comandante de la Judicial Federal Luis Soto Silva  que  fue  jefe de la policía municipal en Nuevo Laredo en el trienio de Jesús Cárdenas  Duarte.

Domínguez  Coello fue designado  jefe de la policía municipal en el trienio de Daniel Peña, con  tan mala suerte que fue asesinado  varias horas después de su nombramiento.

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