En septiembre habrá elecciones para escoger al nuevo presidente estatal del PAN. Luis René “Cacharro” Cantú ya anunció que no buscará la reelección. Ojala lo reconsidere: la sociedad lo necesita para que siga destruyendo a Acción Nacional.
¡Qué repita El Cacharro!
-Para que concluya su obra destructiva en el PAN
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Raúl Hernández Moreno
En septiembre habrá elecciones para escoger al nuevo presidente estatal del PAN. Luis René “Cacharro” Cantú ya anunció que no buscará la reelección. Ojala lo reconsidere: la sociedad lo necesita para que siga destruyendo a Acción Nacional.
El PAN se ha convertido en verdugo de los tamaulipecos. Fue el PÄN el que hace 5 años incrementó en 50 por ciento el impuesto a nóminas: fue el PÄN el que quería un crédito de 4.600 millones de pesos que le negó el Senado; fue el PAN quien estuvo de acuerdo en que Tamaulipas no se inscribiera en el INSABIN; fue el PAN quien autorizó la creación de los GOPES, autores de excesos y abusos; fue el PAN quien autorizó el despido de cientos de burócratas estatales por ser simpatizantes del PRI; fue el PAN el que se opuso a suspender el emplacamiento; fue el PAN quien se opuso a que las licencias de conducir fueran permanentes.
Gracias a la torpe dirigencia del Cacharro, porque eso es, un líder destinado al cesto de la basura, el PÄN perdió las últimas dos elecciones. Pero esta obra destructora debe seguir, por el bien de los tamaulipecos.
No quiere decir que estemos a favor de que Tamaulipas tenga un partido hegemónico que domine la escena estatal. Toda sociedad necesita de contra pesos, pero los opositores deben ser un partido de ciudadanos decentes y bien intencionados y no un partido de bandidos y soberbios como en estos momentos lo es el PAN, controlado por los cabecistas que en cinco años se quisieron comer a pelllizcos a Tamaulipas.
Así que, por el bien de los tamaulipecos, El Cacharro debe seguir dirigiendo y destruyendo al PAN. La sociedad se lo va agradecer y bien puede ser que de las cenizas del panismo surja un partido que enarbole las banderas de la decencia, como lo fue hace varios lustros, porque con el actual si Manuel Gómez Morín lo viera, se moriría de vergüenza.
En otro tema, en las últimas semanas, el activista político Rogelio Soto Quiroz ha entregado varios cientos de litros de gel sanitizante, en la presidencia municipal, el hospital general y en otros lugares.
Lo hace cuando no hay un proceso electoral en marcha, lo que le da un plus. Si fueran tiempos electorales, también será aplaudible, por supuesto, porque toda ayuda social es digna de reconocimiento. Así es Rogelio, le gusta ayudar a la gente y no es de ahorita, es de hace muchos años.
Rogelio es un activo al que en su momento el PAN no lo valoró y en Morena le han faltado oportunidades. Harían bien en arroparlo, en hacer que se sienta tomado en cuenta, que se sienta contento.
Desafortunadamente en Morena no hay una dirigencia formal que se encargue de orientar a la militancia y simpatizantes, que les baje línea sobre un plan de trabajo específico y a falta de un dirigente, muchos militantes se creen los grandes estrategas y se la pasan alardeando de lo que debe o no hacerse. Reclaman derechos, pero no quieren responsabilidades, porque trabajar en el territorio no es fácil.
Ser operador es mucho más que reunir decenas de gentes atraídas porque se les ofreció una lotería de regalos, con taquiza incluida. Eso no es ser operador político.