En política no hay sorpresas, sino sorprendidos, suele decir un conocido político de izquierda.
Destape cantado
-Ahora viene la etapa de la unidad y la conciliación
-Américo es el proyecto de AMLO
-Américo Villarreal Guerra el último gobernador decente
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Raúl Hernández Moreno.
En política no hay sorpresas, sino sorprendidos, suele decir un conocido político de izquierda.
Pues bien, lo de Américo estaba muy cantado. El único que le hacía sombra era Rodolfo González. ¡Y ojo!, no hablemos de las encuestas, sino de la opinión del gran elector. Américo y Rodolfo son los más cercanos al Presidente y si los dos hubiesen estado alejados del primer lugar, no habría sido obstáculo para ser elegidos.
Definido Américo –aunque sigue sin decidirse la equidad de género- ahora viene la etapa de la unidad y la conciliación entre los morenistas.
Tamaulipas es un proyecto prioritario para el Presidente Andrés Manuel López Obrador y al estado le conviene arroparse con él. Los 37 aspirantes que quedaron en el camino, aún el más modesto, deberían sumarse al proyecto de Américo, al proyecto del Presidente. Y ni duda cabe que así lo harán los más fuertes, como Rodolfo, como Ramón Gómez Leal, Héctor Garza, Maki Ortiz, Adrian Oseguera. Pero además, todos ellos tienen mucho que aportar a la campaña.
En el caso de Rodolfo, en tres meses logró que se conozcan muy bien los programas federales de apoyo a los grupos vulnerables. Aquí en Tamaulipas se beneficia a más de 500 mil tamaulipecos que en conjunto reciben más de 8 mil millones de pesos en ayudas sociales. A estos tamaulipecos se les tendrá que convencer de que estos apoyos sociales son posibles gracias a que son impulsados por gobierno federal y por Morena.
Por su parte, Ramón Gómez Leal tiene a su cargo la promoción territorial de los militantes y simpatizantes morenistas.
En Reynosa, Maki Ortiz y su hijo Carlos Peña, van a ser promotores de miles de votos, como igual lo será Eduardo Gattas en Victoria; Adrián Oceguera en Victoria; Mario López en Matamoros; Carmen Lilia Canturosas y Carlos Canturosas en Nuevo Laredo.
Desde el Congreso, los diputados morenistas están haciendo su trabajo, con todo y las resistencias y vetos de Cabeza.
En la campaña que viene todos son importantes, por más modesto que sea cada personaje. En una elección un voto cuenta y suma para ganar.
La etapa de las confrontaciones debe quedar atrás, con el agregado de que la imagen de honesto, mesurado y ecuánime de Américo, resulta bastante atractivo para que a su proyecto se sumen militantes del PRI, PAN y PRD. A muchos priistas, como Oscar Luebbert, les molesta la alianza PRI-PAN y se van a ir con Morena. Aquí mismo en Nuevo Laredo, es fácil adivinar para donde van a trabajar muchos priistas que se sienten agraviados por cinco años de un panismo gandalla, que dejó sin empleo a cientos y que no se cansó de etiquetarlos como bandidos.
En el PAN, muchos militantes que han sufrido el acoso y el abandono del cabecismo, se irán con Américo, una vez que inicien las campañas y vean que el poder de Cabeza de diluye y ya no podrá perjudicarlos.
En cuanto a los restos del PRD, a los que realmente se sienten de izquierda no les queda otra opción que sumarse a Américo o quedarse al lado de una derecha retrograda que se ostenta como un partido humanista y sin embargo desprecia a los más pobres.
Américo promueve un proyecto incluyente en el que todos caben y todos son necesarios para sacar al Estado del abandono en que lo tiene el cabecismo, sobre todo en materia de seguridad.
En Tamaulipas hay muchos pendientes y para superarlos se necesita del concurso de todos los sectores. La economía se tiene que reactivar y que se note en el incremento del poder adquisitivo, no en las estadísticas a modo.
Américo Villarreal Guerra fue gobernador de 1987 a 1993, ha sido el último gobernador decente que ha tenido en Tamaulipas. Era todo un caballero y cuando tenía que llamarles la atención a sus colaboradores los aparataba para que nadie escuchara. Ahora en cambio los gobernadores se escudan en el poder para llenar de insultos y amenazas a sus colaboradores, enfrente de todos, si es posible. Les gusta lucirse.
El ex alcalde Arturo Cortés Villada solía alabar la prudencia con que actuaba Américo, además de que se comprometía solo hasta los límites que sabía se podían cumplir.
En sus últimos años de vida, el ex gobernador murió en junio de 2010, no era raro verlo en el súper, en Ciudad Victoria, haciendo las compras. Iba solo, sin guaruras, y la gente se le acercaba a saludarlo. Lo apreciaban.
Y cuando era gobernador, la prensa y los ciudadanos se le acercaban sin problema, a diferencia del actual que trae decenas de guaruras prepotentes que no dejan acercarse ni a sus supuestos amigos, no se vaya a quebrar cual copa de cristal.
Muchos tamaulipecos creen ver en Américo Villarreal Anaya, el reflejo de lo que fue su padre y eso los tiene convencidos de que actuará de una manera muy similar y será un gran gobernador.
A Tamaulipas le urge un gobernador conciliador e incluyente. Los tamaulipecos ya están hartos de un gobernador que actúa como gánster, que golpea a todo mundo y cuando el Presidente López Obrador lo presiona un poco, primero se envalentona y luego se dice víctima de acoso, acoso que él emplea contra sus adversarios, pero según él es aplicación de la justicia.
Si él acosa, es justicia; si lo hacen a él, es acoso.