El trágico incendio registrado en el Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez, donde perdieron la vida 39 migrantes, y algunos más resultaron heridos, me impulsó a escribir una vez más sobre los riesgos de éstos al migrar.
TRAGEDIA DE MIGRANTES EN CIUDAD JUÁREZ
Por Armando Maya Castro
El trágico incendio registrado en el Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez, donde perdieron la vida 39 migrantes, y algunos más resultaron heridos, me impulsó a escribir una vez más sobre los riesgos de éstos al migrar.
La migración es un fenómeno social, histórico y universal. No se trata de un problema reciente y privativo de nuestra región. Ha existido en todos los tiempos y en todos los continentes. Sin embargo, conviene reconocer que al siglo actual se le ha denominado “el siglo de la movilidad humana”, se afirma en el libro “Migración interna, infancia y derecho a la educación”.
La movilización humana ha sido definida por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) como “la movilización de personas de un lugar a otro en ejercicio de su derecho a la libre circulación”.
En muchos de los casos, este fenómeno se debe a la búsqueda del llamado "sueño americano" por parte de personas y familias que piensan que en Estados Unidos encontrarán empleo y mejores condiciones de vida que las que tenían en su país de origen.
Lamentablemente no siempre es así, y en el afán miles de personas han encontrado no lo que buscan, sino la muerte. A veces por accidentes, abandonos y acciones de la delincuencia organizada, como ocurrió en San Fernando, Tamaulipas en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa. Cómo olvidar que en ese tiempo ocurrió la llamada Masacre de Tamaulipas, perpetrada por el cartel de Los Zetas en agravio de 58 hombres y 14 mujeres migrantes de diversos orígenes. El condenable acto de violencia ocurrió entre el 22 y 23 de agosto de 2010, en el ejido de El Huizachal, municipio de San Fernando, Tamaulipas.
¿Qué hicieron las autoridades de la época tras la masacre? Absolutamente nada, a pesar de las distintas reacciones internacionales y de las presiones por parte de José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos, así como de Navi Pillay, Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU para los Derechos Humanos. Tiempo después, familiares y abogados de las víctimas declararon a medios de comunicación que la indignación dio paso al “olvido y la impunidad”.
Tragedias lamentables han ocurrido también en territorio estadounidense. Una de ellas ocurrió el 15 de mayo de 2003. En esa fecha, diecinueve personas indocumentadas de diferentes países (mexicanos, hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y dominicanos) perecieron por asfixia, calor y deshidratación dentro
del contenedor de un tráiler, esto luego de haber sido abandonados “por los coyotes en la carretera 77, al sur de Victoria, Texas”.
En lo que respecta al incendio de Ciudad Juárez, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró a medios de comunicación lo siguiente: “Tuvo que ver con una protesta que ellos iniciaron a partir, suponemos, de que se enteraron que iban a ser deportados y como protesta en la puerta del albergue pusieron colchonetas y les prendieron fuego y no imaginaron que causaría esta terrible desgracia”.
Por lo pronto, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dio a conocer que inició una investigación sobre los hechos acontecidos, así como sobre las condiciones en que se encontraban las instalaciones del INM. Hizo lo propio la Fiscalía General de la República (FGR) al movilizar a personal de la dependencia para efectuar las diligencias correspondientes.
Quiero comentar, por último, que a nadie le toman por sorpresa las declaraciones de los políticos de oposición que quieren sacar raja política de la tragedia, responsabilizando al Estado de lo ocurrido en Ciudad Juárez, esto sin haber concluido aún las investigaciones.
Twitter: @armayacastro