El mundo entero sabe lo sucedido la madrugada del pasado 6 de febrero: Turquía y Siria fueron sacudidas violentamente por un terremoto de magnitud 7,8 que hasta el día de hoy ha causado la muerte de más de 50 mil personas, esto de acuerdo con información periodística de varios medios de comunicación, entre ellos Los Ángeles Times.
PANORAMA ATERRADOR
Armando Maya Castro
El mundo entero sabe lo sucedido la madrugada del pasado 6 de febrero: Turquía y Siria fueron sacudidas violentamente por un terremoto de magnitud 7,8 que hasta el día de hoy ha causado la muerte de más de 50 mil personas, esto de acuerdo con información periodística de varios medios de comunicación, entre ellos Los Ángeles Times.
De entonces a la fecha, dolorosamente no ha dejado de temblar en esa región del mundo. Se habla hasta el momento de más de mil réplicas, una situación que mantiene a los habitantes del sur de Turquía y el norte de Siria entre el miedo y la zozobra.
El panorama de destrucción y muerte es aterrador, y ha profundizado de manera preocupante la crisis humanitaria que de un tiempo a la fecha se vive en Siria. No olvidemos que este país otomano se encuentra inmerso en un conflicto que rebasa ya los 11 años, y cuyo costo ha sido abrumador.
Lo verdaderamente lamentable es que, sin importar los estragos ocasionados por el mortal sismo, se sigan llevando a cabo bombardeos en contra del devastado territorio sirio.
Una reciente nota de Deutsche Welle (DW) informa que el pasado 19 de febrero, al menos 15 personas perdieron la vida en un bombardeo israelí con misiles en Siria. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que dicho ataque fue perpetrado cerca de un centro cultural iraní en Damasco, la capital de Siria.
Lo que la humanidad espera es que se declare una nueva tregua de cese al fuego que permita que Siria se ponga de pie para trabajar en las acciones de socorro y, posteriormente, en los trabajos de reconstrucción de las zonas más afectadas por los recientes sismos.
El pasado martes, dos altos funcionarios de la ONU hicieron un llamado urgente al Consejo de Seguridad para que se logre “un fuerte apoyo a los trabajos de socorro en curso y le solicitaron un plan audaz que allane el camino político hacia una recuperación y reconciliación duraderas”.
Martin Griffiths, secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios, y Geir Pedersen, enviado especial para Siria, son los funcionarios que pidieron al órgano de seguridad respaldar económicamente a este país del Oriente Próximo. El primero considera que se ocupan al menos 4800 millones de dólares de ayuda para paliar en 2023 la situación humanitaria.
Pedersen se expresó así sobre el mismo tema: “La situación actual no tiene precedentes y requiere liderazgo, ideas audaces y un espíritu de cooperación”.
Ahí está el llamado de la ONU, falta ver la respuesta de la comunidad internacional, cuyo apoyo después de la catástrofe ha sido importante y digno de reconocimiento, pero no suficiente para satisfacer las carencias.
Ojalá que en Siria y Turquía no suceda lo que en Haití, que después del terremoto de enero de 2010, no ha logrado recuperarse del todo. Los impedimentos en ese país caribeño han sido la falta de recursos económicos, la violencia y la marcada crisis política. Lo que suceda en Siria en los próximos años está por verse.
Twitter: @armayacastro