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Tiempo de opinar: Proceso viciado de origen

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La consulta de revocación de mandato, es un proceso viciado de origen. Lo normal hubiera sido que la revocación la solicitará la ciudadanía, y sin embargo fue el Presidente Andrés Manuel López Obrador y Morena quienes la promovieron, para lo cual violaron una y otra vez las reglas impuestas y aprobadas por los partidos políticos en el Congreso.

Proceso viciado de origen

-El fracaso que viene

-El Presidente lo capitalizará a su favor

Tiempo de opinar

Raúl Hernández

La consulta de revocación de mandato, es un proceso viciado de origen. Lo normal hubiera sido que la revocación la solicitará la ciudadanía, y sin embargo fue el Presidente Andrés Manuel López Obrador y Morena quienes la promovieron, para lo cual violaron una y otra vez las reglas impuestas y aprobadas por los partidos políticos en el Congreso.

El Presidente puede culpar una y otra vez al INE del fracaso que viene, pero eso es mentira. El INE se ajustó a las reglas legales que aprobaron los partidos, sin pedirle consejo al INE.

La consulta va a ser un fracaso, sean cual sean los resultados, pero el Presidente y Morena van a proclamar su triunfo, de la misma manera que la oposición dirá que fue un fracaso, pero es un fracaso que les corresponde. Se les fue la oportunidad de sacar a votar a decenas de millones de ciudadanos a emitir una opinión a favor de echar a AMLO de la presidencia. Ni siquiera lo intentaron, porque saben que no había forma de lograrlo.

Este domingo se van a instalar más de 57 mil casillas en todo el país. En una elección normal se instalan más de 162 mil. No se instaló ese número, porque el INE pidió un presupuesto de 3,830 millones de pesos y el Congreso solo le autorizó 1,692 y la autoridad electoral organizó el proceso en base a ese presupuesto.

Para que los resultados de la consulta tengan validez jurídica se requiere que de un padrón de 92 millones 823 mil 216 ciudadanos, salga a votar el 40 por ciento, es decir, 37 millones 129 mil 216. Para que AMLO deje la presidencia se necesitaría una votación mayor a esos 37.1 millones y que la mayoría este a favor de que se vaya.

El Presidente ha dicho que aunque vote un porcentaje menor si la mayoría dice que debe irse, acatará esa decisión, pero es un argumento tramposo. Sabe que eso no va a pasar. En todas las mediciones goza de una popularidad arriba del 60 por ciento. Este día, por ejemplo, el periódico Reforma publicó que su popularidad anda en 66 por ciento.

Apenas el 3 de abril, Massive Caller publicó una encuesta que indica que el 87.6 por ciento no quiere que AMLO se vaya, frente a un 12.4 que lo quiere fuera de la presidencia.

La consulta de revocación se ha convertido en la campaña del Presidente, obsesionado con su popularidad. El problema es que va a ser imposible que alcance cifras recientes conseguidas en otros procesos electorales.

Hay quien opina que se debe superar una participación de los más de 30.1 millones votos con los cuales Morena ganó la Presidencia en el 2018; o que por lo menos se alcancen los 16.7 millones que logró en el 2021 cuando se voto por 15 gobernadores, 300 diputados federales, 30 congresos y más de un millar de ayuntamientos y hubo miles de candidatos en campaña.

Para que el INE aprobara la consulta popular, Morena entregó 11 millones 141 mil 953 firmas. En principio el partido está obligado a superar esta cifra, porque sería la comprobación de que los que firmaron lo hicieron porque estaban interesados en participar. El problema es que el INE hizo una auditoría en algunos cientos de domicilios y detectó que el 25 por ciento de los que dieron su firma no estaban enterados de que habían firmado. Fueron firmas falsas, pues.

En la consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes, realizada el 1 de agosto de 2021, votaron 6.6 millones de ciudadanos, de los cuales el 97.72 por ciento emitió una opinión a favor de que se les enjuiciara. Al no alcanzarse el 40 por ciento de la votación del padrón, los resultados no tuvieron validez jurídica.

Aquí en Nuevo Laredo, de un padrón de 325 mil ciudadanos, en el 2021 apenas participaron 16,272, equivalentes al 4.99 por ciento. Es probable que este domingo 10 se pueda superar esa cifra, quizá se alcancen entre 30 y 40 mil, lo que sería un triunfo de movilización, pero no se van a alcanzar los 132 mil necesarios para que tengan un resultado vinculante, siempre y cuando la cifra se alcance a nivel nacional.

Si la consulta popular del 2021 no tuvo éxito entre la ciudadanía, la consulta de revocación va por el mismo camino. Muchos no saben lo que es y ni siquiera saben que la votación será el domingo, y no por falta de promoción, si no de interés. A pocos entusiasma la consulta, porque la realidad es que los que quieren que AMLO deje de ser presidente, saben que para que eso ocurra hay que esperar el 30 de septiembre de 2024. No se irá ni antes ni después.

Y por lo que respecta a los que quieren que siga en la presidencia más allá del 2024, saben que jurídicamente eso es imposible y sus dichos públicos, como el de Félix Salgado Macedonio, son meramente anecdóticos, salvo que estén pensando en el asalto al poder, tipo Bolivia y Venezuela.

El lunes 11 vamos a ver a un Presidente eufórico, festejando los resultados. Si son muchos, dirá que es la prueba de la aceptación de su gobierno; si son bajos, culpará al INE y exigirá su desmantelamiento, para lo cual carece de una mayoría calificada en el Congreso.

El Presidente es sumamente hábil, sabe comunicar lo que quiere y no hay la menor duda de que los resultados de la consulta los convertirá en su victoria.

¿Vale la pena participar? Es una decisión personal, como cualquier otra elección

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