La mejor forma de abaratar los procesos electorales es que Morena se encargue de su organización y calificación. Igualito que lo hacía el PRI-gobierno hasta 1988. El problema es que la oposición no estaría de acuerdo, como no lo estaban los partidos opositores al PRI hasta 1988.
Elecciones costosas, porque lo dictan los partidos
Tiempo de opinar
Raúl Hernández Moreno
La mejor forma de abaratar los procesos electorales es que Morena se encargue de su organización y calificación. Igualito que lo hacía el PRI-gobierno hasta 1988. El problema es que la oposición no estaría de acuerdo, como no lo estaban los partidos opositores al PRI hasta 1988.
La consulta popular para echar a la basura el proyecto del aeropuerto de Texcoco la hizo Morena, fue baratísima y logró su propósito. En cambio, cuando el INE hizo la consulta amenazando con enjuiciar a los ex presidentes, costó más de 500 millones y fracaso en su intento de sentar en el banquillo de los acusados a los ex.
En México tenemos procesos electorales muy costosos, resultado de las grandes dudas de los opositores de que las elecciones sean transparentes. Si antes de 1988 los opositores solían justificar sus derrotas con el argumento de que les hicieron fraude, ahora sucede lo mismo. Basta recordar la intensa campaña que realizó Yahleel Abdala para intentar convencer a la ciudadanía y a los organismos electorales de que la ganaron con fraude. cada una de las fases a las que llevó su queja, costó mucho dinero, porque lo tiene que hacer gente especializada. Aceptar las derrotas sigue siendo lo mismo con INE que cuando no existía.
Tenemos un Presidente que le gusta dividir, que le gusta el encono, el insulto, la agresión, que usa argumentos para justificar lo que dice y hace y como se cree un Ayatola está convencido de que su palabra es la verdad. Hoy nos dice que el INB es el órgano más caro de América Latina e igual pudo decirnos que es el más caro del mundo mundial.
El problema, y él lo sabe, es que si los procesos electorales se han encarecido es por todos los medidas jurídicas que proponen los opositores en un afán de conseguir la certeza sobre la transparencia y limpieza de las elecciones. Esas reglas las proponen los partidos y las aprueban los legisladores. No son leyes propuestas y aprobadas por el INE.
Hasta hace algunas elecciones, en cada proceso a los partidos se les entregaba una copia física del padrón electoral. Eran cajas y cajas con miles de hojas, donde estaban los datos de todos los electores registrados. Cada copia costaba un dineral y en el caso de Nuevo Laredo era un insulto que un tipejo que atrás no tenía respaldo, se quedaba con una copia de ese padrón, que luego terminaba en manos de empresas particulares. La entrega del padrón no era una decisión del INE, era una ordenanza de la ley.
Los partidos piden medir los gastos de campaña y un trabajo de ese tipo requiere de operadores de campo, monitoreo de medios, revistar tarifas en medios impresos, en espectaculares, propaganda de todo tipo, analistas de oficina. Todo eso cuesta.
El personal de casilla es otro tema que cuesta mucho dinero, pues hay que visitar los domicilios de los prospectos, luego capacitarlos, ayudarlos a que se lleven a sus domicilios el material electoral, llevarles comida el día de la elección.
Otro tema es el financiamiento en las campañas, Cada año se entregan miles de millones de pesos a los partidos, por parte del INE y de los 32 organismos electorales.
El argumento para justificar las prerrogativas económicas es que de esa manera se evita que dinero sucio llegue a las campañas, pero la realidad es que el partido en el gobierno recibe dinero de los gobiernos afines, además de que fluyen recursos de grupos delincuenciales y de empresarios que a cambio de sus aportaciones esperan obras y proveedurías, lo que no tendría nada de extraordinario si sus servicios se ofrecieran a precio regular, pero los ofrecen al doble o al triple. Esto ha sido así toda la vida y está lejano el día en que se convierta en una anécdota.
Tiene razón el Presidente cuando dice que las elecciones en México son costosas, pero lo son porque así lo han establecido los partidos con tantos candados legales que se aprueban en cada nuevo proceso electoral para desterrar el fantasma del fraude.
A ese fantasma del fraude AMLO lo enfrentó, igual que don Quijote y sus molinos de viento, en el 2006 y 2012 y hubo quienes le creyeron. Como resultado de esas batallas que dio en el 2006, en las que paralizó durante varios meses el comercio de la emblemática avenida Reforma y ocasionó miles de millones de pesos, surgió la reforma que prohibió a los partidos contratar publicidad en radio y televisión y lo sustituyó por millones de spots gratuitos.
El Presidente va a seguir desconfiando del INE ante cada derrota de su partido.
En otro tema, el INE validó 2,845,634 firmas presentadas para que se realice la consulta sobre revocación de mandato, con lo cual esta se va a realizar el 10 de abril.
Los morenistas presentaron más de 11 millones de firmas y para autorizar la consulta se requerían 2,758, 227, lo que significa que ya se aprobó el 103 por ciento.
Claro, ahora está pendiente el tema de los recursos económicos para hacer la consulta y que es lo que ha desatado la furia de López Obrador contra el INE.
Total, que la consulta la haga Morena, para que sea gratis.