La madrugada del miércoles 25 de octubre, Otis golpeó con fuerza brutal al estado de Guerrero. Este poderoso huracán categoría 5, cuya llegada fue predicha por los meteorólogos, ocasionó innumerables daños a diversas poblaciones del estado de Guerrero, incluido el puerto de Acapulco, uno de los centros turísticos más importantes de México, que luce hoy devastado, sin suficiente agua ni alimentos, y con innumerables problemas.
LO QUE OTIS NOS DEJÓ
Por Armando Maya Castro
La madrugada del miércoles 25 de octubre, Otis golpeó con fuerza brutal al estado de Guerrero. Este poderoso huracán categoría 5, cuya llegada fue predicha por los meteorólogos, ocasionó innumerables daños a diversas poblaciones del estado de Guerrero, incluido el puerto de Acapulco, uno de los centros turísticos más importantes de México, que luce hoy devastado, sin suficiente agua ni alimentos, y con innumerables problemas.
De acuerdo con información fotográfica y videográfica publicada en redes sociales y medios de comunicación, la estela de destrucción y muerte en Acapulco y otras poblaciones de Guerrero es verdaderamente dramática. Reemplazar lo que se perdió llevará mucho tiempo.
Otis llegó con fuerza devastadora a Guerrero, como en el pasado llegaron también al mismo estado los huracanes Madeline (1976) y Pauline (1993), ambos en categoría 4. Los dos ocasionaron demasiado dolor, daños materiales altísimos y cientos de muertos y damnificados.
Los problemas que Otis dejó a su paso son innumerables: miles de damnificados, decenas de muertos, varios desaparecidos, inundaciones, derribo de árboles, casas, hoteles, edificios, así como innumerables actos de rapiña que, en algunos casos, no se justifican.
Mi anterior afirmación se debe a que muchas personas se llevaron no sólo comida y agua de los establecimientos comerciales, sino también electrodomésticos, refacciones de autos y juguetes, entre otros. En las últimas horas, el saqueo de combustibles ha sido también noticia en Acapulco, lo que obligó a la Guardia Nacional a tomar el control de las gasolineras para evitar robos.
Es también dramática la situación de los familiares de las personas que lamentablemente perdieron la vida durante el embate del meteoro. Reuters recogió el testimonio de un agente funerario de Guerrero, quien explicó a la agencia noticiosa con sede en el Reino
Unido que, por falta de luz eléctrica, los cuerpos de los fallecidos no se pueden preparar para ser velados.
Y mientras esto ocurre, los esfuerzos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no han sido suficientes para lograr el restablecimiento total del servicio eléctrico en la región siniestrada. Solo el 20% de la población cuenta con el servicio de luz, señala una nota de El Financiero.
Otra cuestión lamentable es el uso político de la tragedia. Me refiero a los aspirantes a algún puesto de elección popular que intentan sacar raja política de la actual lamentable crisis humanitaria en Guerrero. Ya lo dice el viejo y conocido refrán: “A río revuelto, ganancias de pescadores”.
Aparte de los políticos que lucran con la desgracia, están los “opinólogos” que mediante un periodismo militante hacen señalamientos con ligereza, responsabilizando en cierto modo al gobierno federal de la tragedia. Me parece que estos señalamientos tienen otra intención, pues no hay periodista en México que no sepa que el desastre fue causado por la naturaleza, no por la acción del gobierno.
Lo anterior deja en claro que el huracán les cayó a muchos periodistas enfrentados con la Cuarta Transformación como anillo al dedo, pues a partir de supuestos como la falta de liderazgo para enfrentar la tragedia, opacidad en las medidas de prevención para mitigar los daños, e irresponsabilidad por no haber avisado con tiempo a la población, tratarán de convencer a sus lectores de que nada de esto hubiera pasado con otro gobierno.
X: @armayacastro