No importa quién seas y lo que seas, mereces respeto. Sí, todos deben respetarte en todo tiempo y lugar, principalmente los servidores públicos. Respecto a este tema, Benito Juárez dijo, justo al ser restaurada la República en México: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”
TODOS MERECEN RESPETO
Por Armando Maya Castro
No importa quién seas y lo que seas, mereces respeto. Sí, todos deben respetarte en todo tiempo y lugar, principalmente los servidores públicos. Respecto a este tema, Benito Juárez dijo, justo al ser restaurada la República en México: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”
Si eres pobre, como lo son millones de personas en nuestro país, mereces ser tratado con absoluto respeto. Lamentablemente esto no lo entienden aquellos que discriminan a los que menos tienen. Los que discriminan a los pobres han ocasionado que millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza sean, además, víctimas de discriminación, añadiendo al dolor que resulta de la pobreza, el sufrimiento que produce el menosprecio de la gente.
Si ejerces tu derecho a profesar la creencia religiosa de tu preferencia, aunque sea diferente a la que profesa la inmensa mayoría de los mexicanos, mereces respeto pleno. Creer es un derecho digno de todo respeto, tal como lo establece el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
Si eres extranjero y estás de paso por México, por la razón que sea, eres merecedor del respeto de todos los mexicanos. Ningún migrante merece pasarla mal por haber abandonado su país de origen en busca de mejores condiciones de vida, o porque viene huyendo de las terribles situaciones vividas en su país de origen. Ellos deben ser respetados lo mismo en México que en Estados Unidos.
Si eres indígena siéntete orgulloso de pertenecer a cualquiera de las etnias del país. Y nosotros, en vez de discriminarlos y excluirlos, sintamos orgullo de nuestros pueblos originarios, los cuales aportan historia y riqueza cultural a nuestro querido México. Hagamos todo lo que sea necesario para que se respete el derecho de los indígenas a una vida digna.
Respetemos también, en todo momento y circunstancia, a las mujeres de nuestro país, y también a las que son de otra nación. En vez de tratarlas con irracional desprecio, promovamos la igualdad de oportunidades entre ellas y los hombres, recordando que la discriminación de género, como todas las demás discriminaciones, están terminantemente prohibidas por el artículo primero de nuestra Carta Magna, y casi en todos los tratados de derechos humanos. Erradiquemos de una buena vez la
discriminación de género, un acto cruel e injusto, que en muchos de los casos comienza en el hogar mismo, donde la pesada jornada de trabajo doméstico no es compartido por el hombre, asumiendo éstos que es obligación de las mujeres.
Respetemos a los niños, a los ancianos, a los discapacitados, a los enfermos por cualquier tipo de enfermedad, a los que salieron de la cárcel para iniciar un proceso de reinserción. Todos los seres humanos, independientemente de su raza y color de piel, merecen recibir un trato respetuoso. Recordemos que la discriminación, por la causa que sea, nos colocará siempre en el terreno de la ilegalidad