Arribarán a Guadalajara orgullosos de su fe, sin sentir vergüenza de los principios y valores que los orientan a lo largo de sus vidas. Hay un sentimiento de satisfacción por su identidad cristiana, pero nunca vergüenza, a pesar de haber sufrido en los últimos tiempos persecución de parte de personas y grupos intolerantes, así como de algunos medios de comunicación.
EL ORGULLO DE SER LUZ DEL MUNDO
Por Armando Maya Castro
Arribarán a Guadalajara orgullosos de su fe, sin sentir vergüenza de los principios y valores que los orientan a lo largo de sus vidas. Hay un sentimiento de satisfacción por su identidad cristiana, pero nunca vergüenza, a pesar de haber sufrido en los últimos tiempos persecución de parte de personas y grupos intolerantes, así como de algunos medios de comunicación.
Me refiero a los miembros de La Luz del Mundo, a esa muchedumbre que a partir del próximo 8 de agosto llegará a la Perla de Occidente para recordar en la forma establecida la vida y obra de Jesucristo, pero principalmente su pasión, muerte y resurrección, acontecimientos que muestran a la humanidad la inmensidad y profundidad del amor de Dios.
A esa multitud se le vio transitar con fe por las carreteras y autopistas de México hacia la colonia Hermosa Provincia de Guadalajara, recorriendo miles de kilómetros a través de las sierras, costas y valles de nuestro territorio nacional, siempre con su cara y frente en alto; digan lo que digan, hablen lo que hablen.
Son miles de familias que llevan tatuado en su corazón el orgullo de ser miembros de La Luz del Mundo, que comparten su historia y valores con orgullo, que con su ejemplar manera de vivir revierten la mala fama que se les ha creado, echando por tierra todo lo malo que se dice de ellas.
Mientras que las personas intransigentes los maldicen, ellos bendicen a sus detractores a diestra y siniestra, sin reaccionar violentamente contra quienes despliegan en su contra un discurso de odio que tiene el propósito de denigrar y vilipendiar sus vidas y convicciones. A pesar de todo, su postura pacifista, fruto de la enseñanza del apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, ha sido en todo tiempo esta: no confrontar ni caer en provocaciones, sino recurrir para su defensa a la vía legal.
El tiempo de fiesta para todos ellos ha llegado, y en el transcurso de la misma mostrarán al mundo la felicidad que les proporciona Dios en su día a día, esa sonrisa que se dibuja en sus rostros por haber encontrado en la verdad de Jesucristo su luz, la que los ilumina y les permite ser mejores en familia y sociedad.
Por ello portan en alto su orgullo y su inquebrantable voluntad de seguir caminando con pasos firmes hacia adelante, sin retroceder ni un solo paso, siendo lo que han sido hasta ahora y desde el día en que se convirtieron a Cristo: buenos cristianos para Dios, y mejores ciudadanos para el mundo.