Los del PAN en Tamaulipas no tienen vergüenza. Acaban de emitir un comunicado en el que le exigen al gobernador Américo Villarreal que se deje de presionar a periodistas que critican su administración, pero sin citar un solo nombre.
PAN defiende la libertad de expresión
-Es estrategia para golpear a Américo
-Con Cabeza guardó silencio ante sus abusos
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Raúl Hernández Moreno
Los del PAN en Tamaulipas no tienen vergüenza. Acaban de emitir un comunicado en el que le exigen al gobernador Américo Villarreal que se deje de presionar a periodistas que critican su administración, pero sin citar un solo nombre.
Ese mismo PAN guardó silencio cuando en el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca se asesinó al periodista victorense Antonio de la Cruz, cuyo crimen sigue sin resolver, a casi un año de cometido. Ni la Fiscalía estatal ni la federal han dado con los responsables. Lo más probable es que nunca se resuelva.
Tampoco alzó la voz el PAN cuando en Nuevo Laredo primero fue asesinado el reportero Carlos Domínguez y luego se detuvo y acusó injustamente a los reporteros Gabriel Garza, Luis Valtierra y Jesús Rivera. Los tres estuvieron encarcelados más de un año y Gabriel murió en el reclusorio al no ser atendido a tiempo por complicaciones de salud.
A los tres se les excarceló de Nuevo Laredo y se les traslado al penal de Altamira, pese a un amparo federal.
Atrás de la persecución de los tres reporteros estuvo Cabeza de Vaca, empeñado en dañar al ex alcalde Carlos Canturosas a quien no pudo adjudicarle el crimen de Carlos Domínguez, pero en cambio si involucró a su tío Rodolfo, preso más de un año.
Ante los abusos y excesos de Cabeza de Vaca, el PAN no dijo esta boca es mía y ahora pretende erigirse en defensor de la libertad de expresión.
Cabeza de Vaca gastó en su sexenio alrededor de 4 mil millones de pesos en propaganda y difusión. Fue dinero gastado principalmente en medios de comunicación de la capital del país y en periodistas como Joaquín López Doriga, Ciro Gómez Leyva, Oscar Mario Beteta y Carlos Loret de Mola que abrieron sus micrófonos a cambio de carretadas de dinero.
Cabeza de Vaca estaba embobado con la propaganda comprada y terminó creyendo que era la salvación de México, pero los tamaulipecos le patearon el trasero y le hicieron perder las elecciones del 2021, 2022 y 2023.
Habrá uno que otro ingenuo reportero que crea en el canto de las sirenas y en la bandera que a nombre de la libertad de expresión enarbola el PAN, pero la inmensa mayoría de los comunicadores sabe que están mintiendo. Se han vuelto mitómanos, como Cabeza de Vaca.
En otro tema, la inminente reforma constitucional que reduce de 21 a 18 años la edad para poder ser diputado federal se debe aplicar con moderación.
No dudamos que haya jóvenes que a sus 18 años sean más cultos y maduros que muchos adultos, pero lo que no se vale es que se encumbre a juniors sin educación, sin cultura y sin sentido común para que accedan a una diputación y puedan actuar con impunidad.
Todo mundo recuerda cuando Alejandro Guevara llegó a la diputación federal a los 21 años y se valía del cargo para andar en la parranda eterna y actuar con impunidad.
Claro, habrá jóvenes que no quieran el poder para actuar con impunidad, solo lo querrán para enriquecerse o por lo menos tener un súper sueldo durante 12 años, en el supuesto de que se reelijan tres veces.
Esos casos serán inevitables; esperemos que sean los menores.
Sería sano desaparecer el fuero y que los diputados abusivos y rateros puedan ser enjuiciados, como cualquier criminal. Claro, eso nunca va a pasar. Sería para los partidos como darse un balazo en el pie.