Todos los seres humanos en cualquier parte del mundo tienen el derecho a profesar la religión de su preferencia. Nadie se los puede impedir bajo ninguna circunstancia.
RESPETO A LA LIBERTAD RELIGIOSA
Por Armando Maya Castro
Todos los seres humanos en cualquier parte del mundo tienen el derecho a profesar la religión de su preferencia. Nadie se los puede impedir bajo ninguna circunstancia.
En México este derecho está plasmado en el artículo 24 constitucional, que establece que “toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado”.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos son dos de los instrumentos internacionales que establecen dicho derecho. El primero lo hace en el artículo 18, mientras que el también llamado Pacto de San José lo consigna en el artículo 12.
Hace lo propio el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento de peso aunque no sea legalmente vinculante. La citada Declaración fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en la ciudad de París, Francia.
No olvidemos que los derechos y libertades contenidos en la Declaración han sido incorporados a las constituciones y marcos jurídicos de varias naciones del mundo, entre ellos la Carta Magna de nuestro querido México, que en días pasados cumplió 106 años de haber sido promulgada.
A pesar de la claridad y contundencia de los anteriores instrumentos, en muchos lugares del planeta sigue negándose a muchas personas el respeto pleno de la libertad religiosa, sobre todo a aquellas que, con base en sus derechos, deciden dejar de profesar determinadas religiones para profesar la de su preferencia.
Un ejemplo de ello es “la creciente ola de antisemitismo y renovados ataques contra grupos religiosos tanto en Estados Unidos como en todo el mundo”, refiere una nota de la web Mundo Cristiano.
El texto en cuestión hace mención de la reciente proclama de la Casa Blanca sobre el derecho de las personas a practicar, orar y predicar la fe que elijan las personas de manera pacífica y abierta.
Admitámoslo, a pesar de las leyes, el derecho a la libertad religiosa sigue estando en riesgo en México y en el mundo. Nuestro deber es defender con determinación, en todo tiempo y circunstancia, las libertades conquistadas a costa de tanta sangre y esfuerzos a través de los tiempos.
Defendamos estos logros de los ataques de grupos y personas que, de manera cruel e intolerante, se atreven a pasar por encima de nuestras libertades, personas que no tienen conciencia de lo que implica el respeto a la libertad de creencias, y que con su inaceptable intolerancia ocasionan que infinidad de personas alrededor del mundo sigan experimentando el miedo a la discriminación y a la persecución.