El término “transgénico” se acuñó inicialmente para aludir “a todas las partes de la industria que crea, desarrolla y comercializa una variedad de productos deliberadamente”, señala Gustavo Castro Soto en un texto web titulado Diccionario Transgénico.
POLÉMICA POR TRANSGÉNICOS
Armando Maya Castro
El término “transgénico” se acuñó inicialmente para aludir “a todas las partes de la industria que crea, desarrolla y comercializa una variedad de productos deliberadamente”, señala Gustavo Castro Soto en un texto web titulado Diccionario Transgénico.
Me interesé en el tema por la polémica que en las últimas fechas ha generado el maíz transgénico. Recordemos el amago de la Casa Blanca en el sentido de llevar al gobierno de México a consultas comerciales, esto a raíz de la prohibición al grano transgénico por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a partir de las reacciones de Washington ha tomado algunas medidas para no afectar significativamente las importaciones del vecino país del norte, lo que no ha gustado a las organizaciones ambientalistas contrarias al uso de químicos en la agricultura.
Estos grupos, en nombre de la seguridad alimentaria, piden que México no ceda a las presiones de Estados Unidos, el principal productor de transgénicos en el mundo. Las autoridades agrícolas de Estados Unidos argumentan que los alimentos transgénicos son más nutritivos, apetitosos, requieren menos agua, fertilizantes y pesticidas.
Los contrarios a estas aseveraciones, basados en estudios recientes aseguran que dichos alimentos “pueden ocasionar los siguientes efectos sobre la salud:
● “Aparición de nuevas alergias por introducción de nuevas proteínas en los alimentos.
● “Resistencia a antibióticos en bacterias patógenas.
● “Presencia de nuevas sustancias tóxicas en los alimentos”.
Diversas voces han señalado que sobre los transgénicos hay algunos mitos. Por ello conviene reflexionar en la siguiente pregunta que Juan Ramón Lacadena formula en su libro Aspectos científicos, jurídicos y éticos de los transgénicos: “¿A qué se debe debe el clima de desconfianza y rechazo hacia las plantas y los alimentos transgénicos que se ha producido en buena parte de la sociedad?” Para el citado autor el problema “puede achacarse a la falta de transparencia informativa y a una serie de estrategias poco afortunadas por parte de los más interesados en la rápida comercialización de estos productos”.
Estudios dignos de crédito señalan que no hay evidencias científicas que demuestren que los transgénicos sean seguros para la salud de los seres humanos. “Los únicos estudios que supuestamente prueban la seguridad de estos alimentos son realizados por las propias multinacionales que quieren ponerlos en el mercado”, señala un texto de Amigos de la Tierra, una asociación ecologista sin ánimo de lucro, que tiene la misión de fomentar un cambio local y global hacia una sociedad respetuosa con el medio ambiente, justa y solidaria.
Una de las empresas más controvertidas a nivel mundial es Monsanto (hoy Bayer), por el “peligro potencial de sus productos sobre la salud humana, animales, plantas y sobre el medio ambiente en general”. Tengamos presente que esta compañía fue condenada por una corte estadounidense a pagar 81 millones de dólares por efectos cancerígenos de sus productos, principalmente del herbicida Roundup.
La producción transgénica de esta y otras transnacionales trastocan derechos humanos como el derecho a la salud, consagrado en México en el artículo 4 constitucional. Otros derechos humanos que se violentan son el derecho a la alimentación y al medio ambiente.
Ojalá que el gobierno de México se mantenga firme en su prohibición y no ceda a las constantes presiones de las autoridades norteamericanas y de las compañías transnacionales interesadas en que continúe la producción de alimentos transgénicos.
Twitter: @armayacastro