A unos días del arranque formal de las campañas, a los partidos, sobre todo a Morena, les urge que sus militantes se definan. O están con el partido o están con los de enfrente, pero no con los dos.
Es el momento de definirse
-Guerra sucia interna en Morena
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Raúl Hernández Moreno
A unos días del arranque formal de las campañas, a los partidos, sobre todo a Morena, les urge que sus militantes se definan. O están con el partido o están con los de enfrente, pero no con los dos.
Desde hace semanas, Maki Ortiz y Alejandro Rojas trabajan de manera directa o indirecta para el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y su proyecto de continuidad, César Verástegui.
Y a ellos se suma Héctor Garza que en plan de divo declara que mientras Verástegui le ha propuesto dialogar, a través de terceros, la gente de Américo no lo pela.
Maki, con el apoyo logístico del gobierno del estado, se empeñó en ganar en los tribunales una candidatura que le corresponde decidir a los partidos. Aún en el supuesto de que el Tribunal Electoral hubiese cancelado su candidatura, Américo hubiese sido sustituido por un varón, no por la terca mujer. Maki se ha reunido por lo menos tres veces con El Truco, el encargado de presionarla, cuando ella era alcaldesa y él, el brazo ejecutor de la política represiva de Cabeza, o sea el Secretario de Gobierno.
En el caso de Rojas, la prensa cabecista paso de llamarlo perro pantorrillero a campeón de la democracia. Ahora todo le festejan, mientras hay la percepción ciudadana de que se está hinchando de billetes, a cambio de su trabajo sucio.
Maki. Rojas y El Guasón o están con Morena o se van al PAN, pero no pueden estar en los dos bandos.
La gran ventaja de Morena es que ya está acostumbrado a la guerra sucia que le hacen los de enfrente y los de casa.
El año pasado aquí mismo en Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas padeció la grilla que le hicieron desde adentro personajes que se dicen fundadores del partido y reclaman privilegios de sangre. Algunos abiertamente se fueron con el PAN, como Damián Soto y Ernesto Noé, César Campos se fue con Francisco Chavira y Fuerza por México, Oscar Pérez se fue de candidato del PES, Héctor Ponce se mantuvo al margen de la campaña y otros muchos personajes menores del morenismo cruzaron los dedos, esperanzados de que Morena no ganara, pero les fallaron sus cálculos.
Muchos de ellos siguen con el PAN y se la van a jugar con El Truco. Saben que en Morena no van a avanzar. No los van a dejar, porque no les perdonan sus traiciones. Y ante las puertas cerradas, que ellos mismos cerraron, no les queda más alternativa que jugársela con el PAN. Están agarrados de un clavo ardiendo.
Y es curioso que mientras ellos se agarran de un clavo ardiendo, varios panistas que mueven grupos de simpatizantes están esperando el arranque de la campaña para irse a Morena, porque están convencidos de de que el PAN ya está muerto, solo que no le han avisado.
Uno de ellos es Ernesto Ferrara, que dijo adiós a una militancia de muchos años, para irse al Verde, aliado de Morena.
La oposición esta tan muerta que mejor haría en concentrarse en la elección del 2030, porque la presidencial del 2024 está muy definida, y las del 2022 y 2023, están harto complicadas.