La expresión que da título a mi columna de este día parece remitirnos a la famosa novela del escritor Mariano Azuela González, publicada en 1916, en plena Revolución Mexicana, y en la que el escritor oriundo de Lagos de Moreno, Jalisco retrata la vida de un grupo de revolucionarios bajo las órdenes del caudillo Demetrio Macías, personaje central de “Los de abajo”.
LOS DE ABAJO
Por Armando Maya Castro
La expresión que da título a mi columna de este día parece remitirnos a la famosa novela del escritor Mariano Azuela González, publicada en 1916, en plena Revolución Mexicana, y en la que el escritor oriundo de Lagos de Moreno, Jalisco retrata la vida de un grupo de revolucionarios bajo las órdenes del caudillo Demetrio Macías, personaje central de “Los de abajo”.
Sin embargo, no voy a escribir sobre la obra de Azuela, que ha sido traducida a varios idiomas, y que, desde que fue escrita a la fecha, ha vendido más de un millón de ejemplares. Me referiré a la expresión con que el presidente Andrés Manuel López Obrador suele dirigirse a los que menos tienen.
Para el quinto informe presidencial del próximo 1 de septiembre, que se presentó a todo México desde el sureño estado de Campeche, el gobierno de la Cuarta Transformación difundió cinco promocionales en los que AMLO destaca los avances en su gobierno en materia económica, programas sociales y salud.
En los spots menciona también a los de abajo, señalando que "se ha probado que el apoyo al campo, los programas de bienestar, el aumento al salario, lo que envían nuestros paisanos migrantes a sus familiares han disminuido la pobreza y la desigualdad, eso es el humanismo mexicano". Y remata: "Arriba los de abajo, abajo los privilegios. Por el bien de todos, primero los pobres".
La expresión “los de abajo” hace referencia a las personas y grupos que viven en la pobreza, los explotados, los marginados, los que en muchos de los casos no tienen acceso a la educación, la cual fue por mucho tiempo privilegio de los que más tienen.
En diversas campañas políticas del pasado, las personas en situación de pobreza fueron para un sinnúmero de políticos el arma electoral de su preferencia. Con dádivas irrisorias y promesas económicas que rara vez cumplían, muchos actores políticos convencían a millones de pobres de nuestro país para que en las elecciones votaran por ellos.
A pesar de dichas promesas políticas, la pobreza sigue siendo hoy por hoy uno de los principales problemas de nuestro país, junto con la creciente inseguridad que en algunos casos es consecuencia de la pobreza. Sin embargo, se debe reconocer que ha habido una reducción de la pobreza en los últimos dos años. El Ceneval informó hace poco tiempo que nueve millones de mexicanos han salido de la pobreza, El informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social indica también que la pobreza extrema ha bajado un 1,4 por ciento.
Estos números nos permiten asegurar que, aunque falta mucho por hacer en el combate a la pobreza, las cosas se están haciendo mejor que en el pasado. Vamos avanzando, es evidente, pero es necesario que quienes nos gobiernen en el futuro sigan pensando más en los pobres y menos en sus intereses.
Es urgente modificar el discurso de los políticos en campañas electorales, y que se deje de utilizar a los pobres como bandera política, por respeto a la dignidad de todos y cada uno de ellos.